Área de Juventud-Futuro Incierto y Gris

FUTURO INCIERTO Y GRIS

Cuando hablamos de juventud, en debates y discusiones, nos damos cuenta en muchas ocasiones, de que somos un colectivo al que hay que tutelar. No nos toman en serio, ya que las generaciones que nos preceden, parecen tener una condescendencia y unas actitudes sobreprotectoras con nosotros y nosotras. Y aunque es un comportamiento que se repite generación tras generación, creemos que nuestra juventud está preparada, concienciada y comprometida con los retos y las dificultades que se nos presentan

Debatimos sobre nuestro futuro y la incertidumbre es la palabra que mejor resume el sentir de nuestra generación. Esta incertidumbre se instala en nuestro colectivo motivada por dos factores principales, la falta de oportunidades en el mercado laboral y la precariedad del mismo. Entrar a formar parte del mercado laboral es clave, porque es el mecanismo que posibilita la emancipación, pero si este mercado ofrece pocas posibilidades y las que ofrece, son en condiciones precarias, la sensación de incertidumbre y desesperanza aumentan.

Entrar a formar parte del mercado laboral, es el primer paso para poder tener una vida independiente. Pero la realidad de nuestro Estado golpea con dureza las aspiraciones de futuro. En el último trimestre del año 2020 la tasa de paro juvenil que registraba el INE se situaba en el 40.1%, siendo España el país de la Unión Europea, con el índice más alto de paro juvenil. Los contratos temporales, de incluso un día, son los que predominan a la hora de contratar personal, representando estos un 52% de las contrataciones efectuadas a menores de 25 años, en el mismo periodo. Esta contratación se ve favorecida y apoyada por las políticas en materia laboral que se han aprobado a los últimos años. No entendemos como un trabajador puede tener dos patrones, uno, la empresa para la que desarrolla el puesto de trabajo y otro, la empresa que contrata, mientras ambas empresas se enriquecen a costa de la fuerza de trabajo de ese empleado.

Según la encuesta publicada por INJUVE (Informe Juventud España) para el año 2020, un 75% de los jóvenes que fueron entrevistados señalan que no se han emancipado por razones relacionadas con la falta de estabilidad en los ingresos. Del mismo modo, cuando son preguntados por la paternidad la conclusión es que estamos hablando de un sueño irrealizable. Los datos arrojan que más del 90% de los jóvenes entre los 15 y los 29 años no tienen hijos, ni previsión de tenerlos.

Por todo ello exigimos un cambio radical en las políticas económicas y de empleo. Un cambio real, que haga sentirse protegida a la clase trabajadora. Los estados y sus gobiernos deben ser soberanos, capaces de poner freno a las tropelías ejercidas por la economía de empresa y lo más importante, dejar de ser la plácida mano que mece la cuna empresarial. Como objetivo a corto plazo hay que derogar la última reforma laboral, ya que promueve la contratación temporal y facilita el despido. Es necesario dar un giro completo a las políticas de empleo para dejar de ser el chiringuito de Europa. El turismo es un factor vital a la hora de crear empleo en nuestro Estado, pero no debe ser el único ni el más importante. Tenemos que crear infraestructuras de trabajo sostenible con el medio ambiente, ser por una vez capaces de desarrollar tecnologías innovadoras, creando espacios de investigación donde desarrollar las mismas. Todo ello podría evitar el éxodo de miles de jóvenes con alta cualificación, que se ven obligados a emigrar para poder desempeñar el trabajo para el que fueron formados.

Del mismo modo, creemos necesario implementar políticas que regulen los abusos del mercado inmobiliario. La regulación de los precios del alquiler y la creación de un parque de vivienda pública efectiva, deben ser, según nuestro criterio, la línea de trabajo a seguir para ayudar, ya no solo a la juventud, si no a la clase trabajadora en general. Destinamos una media del 40% de nuestros ingresos a pagar el alquiler de la casa, un porcentaje que ha ido aumentando en los últimos años sin descanso, ya que, en el año 2015 este porcentaje estaba situado en el 28%. Por su parte los sueldos no han subido en la misma proporción, mientras el precio del metro cuadrado de la vivienda en alquiler ha crecido un 45%, los salarios medios apenas han incrementado un 3.4% desde el 2015.

Además de legislar en favor de la clase trabajadora, creemos que es necesaria, la puesta en marcha de mecanismos de defensa efectivos contra los abusos de la patronal. Mecanismos judiciales reales y efectivos que defiendan los derechos laborales, que faciliten la denuncia y su posterior sanción, y que frenen, de una vez por todas, los desmanes que se comenten contra la mayoría social del Estado. Somos conscientes de que existen mecanismos de defensa contra los abusos laborales como son los sindicatos de trabajadores, los cuales, se han convertido en empresas al servicio del Estado. Olvidan su función principal, que no es otra que la defensa de los derechos laborales de todos los trabajadores y trabajadoras, y decimos esto porque en los últimos convenios firmados en empresas importantes de la provincia, la pérdida de derechos y el empeoramiento de las condiciones económicas, en resumen, la precariedad, ha sido la tónica dominante.  Estamos convencidos de que los sindicatos están formados en parte, por personas concienciadas, que luchan y trabajan por la clase obrera, pero también hemos sido testigos de cómo en los últimos tiempos se han llenado de personas sin conciencia de ningún tipo, cargados de individualismo y con el único objetivo de vivir mejor. Hacemos un llamamiento a los sindicatos para que recuperen su esencia, y vuelvan a ser un mecanismo seguro y efectivo para los trabajadores, y sobre todo, espacios donde crear conciencia colectiva.