IU Palencia denuncia el autobombo de Armisén y exige políticas reales frente al abandono estructural de la provincia.

Lo que necesita Palencia no es un catálogo de obras para cortar cintas, sino una política valiente, arraigada.
Bajo el lema “Palencia, diez años de impulso rural”, se ha presentado un relato triunfalista que no resiste el más mínimo contraste con la realidad socioeconómica de la provincia, marcada por la despoblación, la precariedad y el abandono de los servicios públicos.
Armisén habla de “avances vertiginosos” y presume de inversiones millonarias, pero la Palencia real se vacía, envejece y se empobrece. Mientras se proyectan vídeos y se presentan datos de inversiones, la gente de nuestros pueblos asiste al cierre de consultorios médicos, a la desaparición del transporte público y a la falta de oportunidades laborales y de vivienda, prosiguen en el comunicado.
DATOS QUE DESMIENTEN EL RELATO DEL GOBIERNO PROVINCIAL
- Despoblación crónica: La provincia ha perdido más de 10.000 habitantes en la última década. Según el INE, entre 2015 y 2024, Palencia pasó de 167.000 a poco más de 156.000 habitantes, y más del 75% de sus municipios tienen menos de 500 habitantes y aproximadamente un 60% tienen menos de 100.
- Envejecimiento alarmante: Uno de cada tres habitantes supera los 65 años. La edad media en muchas comarcas rurales supera los 50 años. La natalidad está en mínimos históricos y se pretende fomentar con unas ayudas a la natalidad injustas que otorgan diferente cuantía de ayuda según el municipio del nacimiento, pudiendo llegar incluso a no otorgar nada.
- Sanidad deteriorada: Más del 60% de los consultorios rurales tienen atención médica inferior a un día a la semana. En muchas zonas, la única ambulancia está a más de 30 km. Las listas de espera hospitalarias aumentan mientras se recortan plantillas y horarios. Aunque las competencias sean regionales no hay ninguna solución o apoyo a los servicios sanitarios por parte de la institución provincial.
- Empleo precario y falta de oportunidades: La tasa de paro juvenil en Palencia supera el 29% y la mayoría del empleo generado es estacional o en sectores de bajo valor añadido. Las políticas públicas de empleo han sido insuficientes y poco dirigidas al medio rural.
- Transporte en retroceso: Desde 2012 se han eliminado más de 15 líneas de autobús interurbano. El tren regional es casi inexistente en la montaña palentina. Muchos pueblos no tienen conexión diaria con la capital.
- Vivienda inaccesible o abandonada: Sin parque público de vivienda rural. Las viviendas vacías se deterioran y lejos de apostar de verdad por la rehabilitación de las mismas, la Diputación tiene líneas para ayudar a derribarlas. Mientras que, tanto a nivel regional como provincial no existen políticas eficaces para facilitar el acceso a alquileres asequibles ni a la rehabilitación energética.
- Cultura y juventud marginadas: La inversión cultural se concentra en grandes infraestructuras como La Olmeda o La Tejada. En cuanto a la actividad cultural a través de las asociaciones culturales, jóvenes o iniciativas comunitarias, se ha renunciado al apoyo más allá de alguna migaja a través de subvenciones.
- Turismo desaprovechado. No deja de ser llamativo que el Partido Popular de la Diputación apueste por dilapidar centenares de miles de euros al año en convenios con el Obispado en recursos impropios, mientras que renuncia a la utilización de otros recursos de su propiedad y de alto interés cultural y turístico, como pueda ser el Castillo de Monzón y a fomentar un turismo de naturaleza que atrae a centenares de miles de turistas a otras provincias más pequeñas de nuestra comunidad (453.121 en Soria en 2024).
POLÍTICAS DE ESCAPARATE EN LUGAR DE SOLUCIONES REALES
La gestión de la presidenta Ángeles Armisén se ha centrado en crear titulares y alimentar una narrativa de éxito completamente alejada de la realidad que sufren cada día los vecinos y vecinas de nuestros pueblos. Se repiten los mismos nombres — castillos, museos, centros institucionales— como si fueran sinónimo de desarrollo, mientras los servicios públicos desaparecen, los jóvenes emigran y las calles se vacían.
Estas políticas de escaparate sirven más para lucirse en ruedas de prensa que para resolver problemas estructurales. La rehabilitación de un castillo no tapa el cierre del consultorio médico. Un vídeo promocional no sustituye un autobús que ya no pasa. Los actos institucionales con fotos y aplausos no llenan las aulas vacías ni los bares cerrados de nuestros pueblos.
Se ha gobernado pensando más en los balances de gestión que en las necesidades reales. Se invierte en lo visible y lo que se puede inaugurar, no en lo que sostiene la vida rural a largo plazo.
Lo que necesita Palencia no es un catálogo de obras para cortar cintas, sino una política valiente, arraigada, que ponga los recursos al servicio de las personas y no de la propaganda.